27 febrero 2009

El Modernismo II

Con el auge de las Artes Decorativas, las asociaciones de artistas, las publicaciones de libros y revistas del mundo del arte y la decoración, etc. forman un frente común en contra del eclecticismo historicista y las inhibiciones academicistas, y nace un impulso de creatividad a través de nuevas formas de expresión.

Durante los años 1890, el estilo llamado universalmente Art Nouveau, se extendió por Europa y América tan rápidamente que es muy difícil decir donde surgió. Con distintas formas de denominación:
Liberty en Inglaterra, Jugendstil en Alemania, Art Nouveau en Francia, Sezession en Austria y Modernismo en Cataluña y resto de España.


Su rasgo fundamental es el dinamismo y la sinuosidad de los elementos asi como su estilización. Considerado en su época un estilo revolucionario porque deseaba romper los lazos con el pasado.
Se pueden apreciar en él leves conexiones con el rococó, la obra de Blake y los prerrafaelistas, las pinturas y grabados japoneses y el arte celta.

L’Art Nouveau era el nombre comercial de una tienda que abrió en Paris, en 1895, Samuel Bing, comerciante de Hamburgo, que comerciaba no solo con obras de arte de Extremo Oriente, sino que coleccionaba pinturas, objetos de arte, muebles y telas para la decoración de los interiores modernos.
El Nuevo estilo surge, como su nombre indica por un claro rechazo a las formas del pasado. El modernismo tuvo teóricos desde de la 2ª mitad del siglo XIX.
La nueva estética se basa en la simplificación de los lenguajes decorativos, pero buscando aquellos que tuviesen una mayor fuerza expresiva.

Owen Jones, arquitecto, decorador, ilustrador y estudioso del arte oriental, publica en 1856 “la gramática de los ornamentos”. Donde los árboles, las flores, hojas, raíces, insectos, eran considerados como arquetipos de belleza. En su libro afirma: "La belleza de la forma es producida por líneas que nacen una de la otra en ondulaciones graduales”.
A partir de la 1ª mitad del siglo diecinueve se publicaron múltiples manuales sobre plantas, flores y animales, y los modernistas, a partir del estudio de sus movimientos, se inspiran para diseñar: vasos, patas de sillas, jarrones, lámparas… etc.

Víctor Horta aconsejaba a Guimard que no mirase tanto las flores como el tallo; lo que debe captarse es “la lógica constructiva de la flor”.

Victor Horta

Escalera de la Casa Solvay en Bruselas, 1900

Se pueden ver los tabiques plegables de cristal que daban paso a la sala principal y concedían una amplitud considerable con motivo de ocasiones festivas.

Destacamos: magnifica calidad de los materiales empleados, su perfecta armonía y la maestría con la que están realizadas las diversas artes aplicadas, como la forja, la ebanistería, vidrieras etc.








Entrada del Hotel Van Eetvelde,
de Bruselas, proyectado por Horta en 1895

Horta era un gran maestro del espacio, y de la luz. Conseguía que los interiores parecieran más grandes y luminosos.
Destaca la gran cúpula, sobre estructura de hierro. Es la propia estructura la que da la sensación de ligereza y espacio abierto, aunque soporta un gran peso.













El Modernismo en España:

Tiene su máximo exponente en Cataluña. La exposición Universal de Barcelona de 1888, puede considerarse de forma simbólica como el inicio de la etapa modernista en Cataluña.
El desarrollo industrial, y el poderío económico catalán de fin de siglo, hizo que la nueva burguesía se fijase en el estilo moderno y lo adoptase en sus viviendas y en sus formas de vestir, etc.
El modernismo catalán tiene una doble vertiente: 1º Ponerse a la altura de los europeos. 2º La recuperación de los valores tradicionales catalanes, puestos de manifiesto desde 1830 por el movimiento conocido como: “Renaixença”. Este movimiento se entronca también con los movimientos nacionalistas europeos del “Novecentto”.
Las décadas de 1870 y 1880 presentan una gran actividad en los más diversos ámbitos artísticos e industriales, que sirven de preámbulo a lo que después será el modernismo. Respecto a las artes aplicadas, es entonces cuando se inician serias reflexiones teóricas, que culminan en algunas obras concretas como la empresa llevada a cabo por Francesc Vidal.

Francesc Vidal. (1848 – 1914)


Formado en la Escuela de Artes Decorativas de París, Vidal fundo, en 1878, sus Industrias de Arte, donde se producía todo aquello que podía contener un interior, desde una mesa a una lámpara o un jarrón de porcelana. Se trataba de una empresa parecida a lo que serían la Art and Crafts inglesas.
Vidal solía usar, en sus muebles, la madera de nogal, aunque también empleaba el roble. Sus piezas se distinguen por sus notables proporciones, por sus cornisas con relieves y por sus puertas con bisagras de bronce. En cuanto a las sillas, los respaldos son altos y rectangulares y los pies, torneados o helicoidales, se ensanchan en forma de pata de león profusamente esculpida.
El mobiliario que diseñó para el Palacio Güell, obra de Gaudí, era de sabor medieval, de acuerdo con el marco arquitectónico, de formas pintorescas: desde arquillas forradas de brocado y bargueños policromados, hasta sillas curules.
Otro diseño característico de Vidal es el tipo de silla “Phebus”, neogótica en su respaldo y con patas cilíndricas adornadas con motivos mecanicistas tallados, muy representativos de de la decoración barcelonesa de la década de 1880: ruedas dentadas, grecas, motivos ajedrezados, etc.




Antoni Gaudí (1852 – 1926)

Es el arquitecto y diseñador más extraordinario del Modernismo catalán. Por su capacidad de síntesis, su originalidad y audacia de sus soluciones técnicas, que integra en una ornamentación brillante, insólita y creativa.
Nacido en Reus, se graduó en 1878 en Barcelona, ciudad donde centro su actividad artística, en plena Renaixença cultural y política, en un momento de prosperidad económica y de expansión urbanística.
En su formación influyeron las teorías de Viollet-Duc y de Ruskin, así como el pensamiento de la generación modernista formado alrededor de la exposición universal de 1888, formulo una estética propia que hace perfectamente identificable su estilo.
Gaudí es un típico ejemplo del arquitecto preocupado por el interiorismo, por la obra global. Su capacidad como interiorista le llevó a diseñar, en estrecha colaboración con artesanos de la época, todos los elementos que forman el espacio arquitectónico: hierro forjado, mobiliario, vidrieras, mosaico, cerámica, etc. Para intégralos en sus propios ambientes.
Su tratamiento del mueble es totalmente nuevo. Se caracteriza por su búsqueda de funcionalidad y su sinceridad constructiva, que le lleva a la creación de sillas como las de la casa Batlló (1907), cuyo interior orgánico exigía una decoración en concordancia. El mobiliario, de una gran simplicidad, es de roble: una mesa extensible, varias sillas y unos canapés integran el conjunto.

El elemento mas singular son, sin duda las sillas; los respaldos son anchas superficies cóncavas donde luce el veteado de la madera, sin adorno de ninguna clase. Hoy, de nuevo, se hallan en producción.




Sillas de la casas Batlló. 1097
Conservadas en el museo Gaudí




De características semejantes son las sillas de la casa Calvet, realizadas tres o cuatro años antes, y los bancos de la capilla de la Colonia Güell, con estructura de hierro y los asientos, respaldo y brazos de madera, que se incluyen en ella subrayando su independencia.





Banco y silla diseñados por Gaudí, hacia 1903.






































Piezas diseñadas por Gaudí:
Banco para la colonia Güel con estructura de forja y madera en el asiento y el respaldo. Y Jardinera de forja.



Un aspecto muy distinto tenían, en cambio, sus primeros muebles para el Palacio Güell, aun ligados a cierto eclecticismo: dos sillas y una chaise-longue acolchadas, con detalles esculpidos en el respaldo y en el frente y con elementos estructurales de hierro forjado, material muy apreciado por Gaudí. Recordamos, al respecto, el casi surrealista tocador con espejo inclinado y cinco pies sustentantes diseñado también para la condesa de Güel, familia que actuó siempre como mecenas del artista.

Gaudí no tuvo continuadores. Sus muebles, comienzan y acaban con el. Sin embargo cabe mencionar al pintor Aleix Clapés (1880-1920), colaborador predilecto de Gaudí, que siguiendo una línea ya típicamente Art Nouveau, donde imperaban los motivos coup-de-fuet y un gran recargamiento plástico, proyecto el conjunto de los muebles para un salón de una casa barcelonesa: una vitrina, un sofá dos sillas, dos sillones y un paragüero. Sobresale la vitrina por sus sinuosas tallas que ascienden desde la base hasta el cuerpo superior creando un efecto decorativista. Algo parecido le ocurre al paragüero con motivos vegetales.


Ya entrado el siglo XX, el mueble pierde su verticalidad y se decanta por las formas orgánicas y arborescentes, e incluso asimétricas. Pero la diferencia mas notoria se halla en el material básico. La madera se prefiere mucho más clara: fresno, abedul, tipos que se combinan con aplicaciones de metales y vidrios coloreados.
La marquetería, técnica artística de gran tradición en Cataluña, se convierte en un motivo decorativo frecuente, con resultados de gran calidad, hasta tal punto que puede sostenerse que uno de los elementos que más caracterizan el mueble modernista catalán es su ornamentación a base de marquetería, a menudo con motivos florales que enmarcan escenas donde aparecen personajes diversos con preferencia femeninos.
El mueble modernista catalán tiene sus más característicos representantes en Gaspar Homar y Joan Busquers, ambos hábiles ebanistas que se adhirieron precozmente al nuevo estilo.

Gaspar Homar (1870 - 1935)

Hijo de un carpintero, se había formado en los talleres de Francesc Vidal, y enseguida se estableció por su cuenta. Si en una primera etapa sigue aún los modelos históricos y en especial los neogóticos del taller de Vidal, progresivamente se va integrando en el más puro Modernismo de líneas sinuosas y decoración vegetal.
Una de las características más representativas de sus piezas es el uso de maderas claras, como el sicomoro, combinando en general con el roble.
Los interiores realizados por Gaspar Homar suelen presentar como complemento de sus muebles, arrimaderos de madera que conforman un ambiente acogedor.


El ejemplo más notable es el conjunto diseñado para la casa Lleó Morera, obra del arquitecto Lluis Doménech i Montaner.
Se trata de un magnifico conjunto donde conviven la marquetería, con figuras vagamente prerrafaelistas, la talla, las aplicaciones de metal y los vidrios emplomados, junto a relieves de mármol y mosaicos.
Destaca sobre todo el sofá tapizado, flanqueado por dos cuerpos laterales en forma de torres prismáticas coronadas por pináculos florales de sabor goticista, y sobre el cual, aparece un esplendido cuadro de marquetería, donde se ven dos figuras femeninas en un jardín. Él motivo decorativo principal de todo el mueble es una rosa geometrizada que nos remite a la Secesión vienesa y a la escuela de Glasgow.
Respecto al trabajo de marquetería, Homar consigue una gran gama cromática.


El diseño es obra del dibujante Joseph Pey. Su habitual colaborador.
Los diversos matices de los tonos claros los obtiene a base de madera de abedul, fresno, sicomoro y de acebo para los rostros y las manos, ya que debido a lo compacto de su estructura no se oscurece con el tiempo.
Los dorados los consigue con boj, doradillo o limonero. Para los rosados y rojizos emplea distintos tipos de caoba, amboina , cerezo, olmo, palo de rosa y ciprés. Los verdes son fruto de magnolia, el plátano, la majagua y la sabina. Los oscuros son producto del ébano, el granadillo y el palisandro (Según J. Mainar, El moble catalá, Barcelona 1976).

Con esta amplia paleta de maderas, Homar conseguía maravillosas composiciones pictóricas, ayudado por un gran dominio de las sombras, que eran obtenidas mediante el procedimiento del socarrat en arena caliente, o con la acción de algunos ácidos.



Si en la labor de marquetería Homar se vincula a la tradición autóctona, en el diseño de los temas decorativos se inspiraba en Europa.Es curioso el caso del plafón de la Danza de las Hadas de la misma casa Lleó Morera, cuya temática procede de una pintura del artista checo Sergius Hrubý, reproducida en 1901 en la revista "La Ilustración Artistica"



Armario escritorio de dos cuerpos, diseño de G. Homar.

El plafón de marquetería del cuerpo superior presenta una temática típicamente modernista: cinco hadas danzando en medio de un bosque.
Colección particular.





Detalle del alzado de un gran aparador de forma compuesta, realizados según diseño de Gaspar Homar, (h. 1900)












Joan Busquets i Jané (1874 – 1924)

Procedía de una familia de mueblistas y tapiceros de gran crédito en Barcelona, que habían obtenido diversos premios en la Exposición Universal de dicha ciudad en 1888.
A Joan Busquets hay que considerarle no sólo como artífice del mueble, sino también como gran defensor y propulsor, desde su cargo como presidente del Fomento de las Artes Decorativas, y del Colegio de Artífices en Ebanistería.
Los talleres de Busquets colaboraban con los más destacados industriales del momento en lo que a vidrio, tapicería, y metalistería se refiere. La notable calidad de sus productos hizo que recibieran numerosísimos encargos de las grandes familias de la burguesía catalana.
Busquets siempre se mostraba mas contenido en su obra que Homar. Si la talla y la marquetería eran elementos principales en Homar, en Busquets, en cambio, se convertían en complementos.
En realidad, su producción es un tanto ecléctica.
A partir de 1899, gusta de las formas curvas al estilo de Hector Guimard y Louis Majorelle, de la Escuela de Nancy. Sus piezas se llenan entonces de de sinuosidades.
A partir de 1903 la marquetería desaparece de sus realizaciones como complemento decorativo y surgen en su lugar los pirograbados teñidos.
Asimismo, sus muebles se acercan cada vez mas al estilo vienés y evocan incluso las piezas producidas por la compañía inglesa Morris, Marshall an Faulkner.

Es notable el dormitorio que diseñó para el político Francesc Cambó, de formas cuadrangulares, y de cierta austeridad, en caoba de color cereza y abedul gris, tan solo con alguna aplicación de metal.




Mueble licorero de Joan Busquets,


de caoba con talla y marquetería.


En el frontal superior resaltan las aplicaciones de esmalte traslúcido de Masriera. Museo de Arte Moderno, Barcelona.

















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